En mis tantas aventuras y en la búsqueda de planes diferentes me tope con la oportunidad de disfrutar este deporte por segunda vez, pero con un grado de dificultad diferente. Como saben ya había disfrutado de la adrenalina del Rapel (Colgando de un hilo) antes, en resumen en mi primera experiencia no sabía a que me enfrentaba por lo que en esta segunda vez me sentía preparada... Pero les confieso algo, estaba totalmente equivocada. Una de las cualidades de este deporte es CADA vez es casi como la primera, porque la verdad la naturaleza es un poco incierta y no sabes con seguridad a que te puedes enfrentar. En esta vuelta la cascada de agua era nuestro gran reto.
Bueno, todo comenzó un domingo muy temprano como siempre; cuando nos encaminamos al Valle de Antón. Todos llenos de energía entusiasmados y llenos de ADRENALINA.
Al llegar al pueblo nos dirigimos hacía la ruta de la piedra pintada donde conocimos un poco de la cultura del Valle de Antón y nos contaron que la Piedra era un mapa que usaban los indígenas para guiarse en aquellas épocas. Luego seguimos el camino que nos llevaba a la quebrada, esta misma ruta si continuábamos nos lleva a la cima de la india dormida.
Al llegar el destino, todos listos para el descenso. Nos colocamos el guante, el arnés, el casco, atamos nuestro mosquetón a la cuerda de seguridad y estabámos listo para bajar. Cuidando el paso, de no pisar en falso; la caída de agua no ayuda a la estabilidad y hacía todo más resbaladizo con lo que había que tener cuidado de no ponerse nervioso y resbalar.
Les dejo un poco de la experiencia que seguro tienen que probar.
En la entrada de la Piedra Pintada
Nuestra pared de descenso
Disfrutando de la aventura
Un poco de dificultad con las piedras resbalosas
Descendiendo
Llegada
Xoxo
MaryAle
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